domingo, 28 de octubre de 2007

No me gusta que me miren el plato

Mirar el plato de otra persona cuando se está comiendo es una falta de decoro tal que debería estar tipificada como delito en el código procesal penal o donde sea. Resulta especialmente odioso el hecho de estar junto a varias personas (cada una con su respectivo plato) y cuando uno menos se lo espera hay una o varias personas observando detenidamente el de uno, en lugar de ocuparse del propio.

No se trata del solo hecho de observar, generalmente sin ningún disimulo, sino que además se dedican a hacer comentarios al respecto. Dicen cosas como ¿No vas a comerte eso?, ¿Eso qué es? o la peor de todas ellas: Ay, no comiste nada.

En cierta oportunidad, por razones ajenas a mi voluntad me vi en la obligación de almorzar con un grupo de gente, además una comida bastante repugnante, algo guisado que no estoy segura de lo que era (pudo ser pollo o rata, ya que cualquier cosa guisada siempre sabrá igual de mal). Por supuesto, no tuve la menor intención de probar aquella cosa y la dejé intacta. Una mujer que estaba allí no pudo resistirse y soltó: Ay, Macglobia dejó toda la proteína.

No sé qué demonios quería decir con tan estúpida frase, no sé qué reacción esperaba, lo único que sé es que en ese momento imaginé que le ponía el fulano guisado por la cabeza, por entrépita.

Aquí estamos



Como habrán visto, esto se llama "Las paredes que hablan", ¿la razón? no la sé, supongo que nos pareció ingenioso, supongo que no se nos ocurrió nada mejor. ¿Cómo se puede llamar un blog acerca de nada? Porque eso es lo que ud. podrá encontrar acá: nada. Esto es un compendio de observaciones con más o menos sentido (o sin ningún sentido, dependiendo de quién lo lea) sobre cosas sin importancia.

En nombre de quién sea y de lo que sea, doy la más cordial bienvenida a todos aquellos que llegaron aquí buscando algo, y mi total agradecimiento a los que al no encontrar nada, siguieron leyendo.