sábado, 18 de octubre de 2008

La Estúpida de la Farmacia

Todos los días sale un anormal a la calle, y yo tengo la suerte de toparme al idiota de turno siempre en el mismo lugar: Haciendo fila delante de mí para comprar alguna cosa.

Yo no sé si tengo algún trastorno, pero cuando estoy esperando que me atiendan ya sé exactamente qué es lo que voy a pedir y que cuento con el dinero suficiente para pagarlo. Además tengo bastante claro que los vendedores y cajeros están allí para despachar, no para que hablemos de beísbol, de política o del colisionador de hadrones. También sé que detrás de mí hay otra gente que quiere hacer sus compras y que no tengo ningún derecho a hacerlos esperar más de la cuenta. Sin embargo, pareciera que siempre hay algún tarado cuyo cerebro no le da para comprender cuestiones tan sencillas.

Lo más frustrante de todo es que estos personajes se hacen presentes cuando el establecimiento en el que coincidimos está casi vacío, es decir, justo cuando yo pienso que no voy a demorarme más de cinco minutos en hacer mi compra y acabo teniendo que esperar media hora o más por culpa de sus desvaríos.

Para ejemplificar la actuación de este espécimen, relataré una anécdota reciente:

Una tarde me encontraba en una farmacia haciendo fila para pagar un paquete de vitamina C, tenía una sola persona por delante. Lo que no me podía imaginar es que se trataba de La Estúpida de la Farmacia. La mujer, de unos cuarenta años, se acerca al farmaceútico y le dice en voz baja (aunque pude escucharla claramente): ¿Tienes la pastillita azul?

El caballero reaccionó como lo haría cualquier persona normal ante tal muestra de idiotez, es decir, le respondió de mala gana: ¿Qué pastillita azul, señora? ¿De qué me habla? La Estúpida continuó susurrando: ¡La pastillita azul! ¡La pastillita azul! El farmaceúta bastante molesto comenzó a alzar la voz: ¡¿QUÉ PASTILLITA AZUL, SEÑORA?! ¡DÍGAME CÓMO SE LLAMA EL MEDICAMENTO QUE QUIERE!

Era obvio que todos los que estábamos en la farmacia, sabíamos ya qué era lo que quería comprar la Estúpida, el farmacéutico incluído. Pero supongo que tampoco se iba a arriesgar a despachar el remedio equivocado y a ganarse un escándalo de parte de la Estúpida por no haber adivinado.

Finalmente, la mujer se atrevió a pronunciar con un hilillo de voz las dos sílabas a las que que tanto le aterrorizaban: Via-gra. El señor fue a buscarla, se la entregó y le dijo el precio. Cuando yo ya pensaba que había acabado la agonía, la Estúpida arremetió: ¿No hay alguna más barata? Afortunadamente, en ese momento llegó otro empleado del lugar y el farmacéutico (que estaba ya a punto de cometer un homicidio-suicidio) le delegó la responsabilidad de darle a la Estúpida toda la información sobre los precios de la medicación para la disfunción eréctil. Y yo pude pagar la vitamina C, después de aproximadamente cuarenta y cinco minutos de espera.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja. Qué cómico.
Que ácida eres vale, pero
bien por ti.
Eres un imán para l@s cabezas
huecas de la ciudad.
Saludos,
Mar...

Jon dijo...

Me siento totalmente identificado con este articulo.

Anónimo dijo...

que vieja mas estupida, yo le hubiese zampado un vergajazo

Macglobia dijo...

¿vergajazo?

Jon dijo...

claro, un golpe con la pinga pues

Unknown dijo...

¡Jodida idiota la de la farmacia!

Así estaba más o menos unos cuantos cabronazos reguetoneros pidiendo tickets en la ciudad de Mérida,dizke pa ver a 3 dueños.Yo diría "3 malandros"

Curiosidad:mientras escribía este comentario,la palabra de verificación era "merci",que quiere decir "gracias" en francés.Je non parle français.

Anónimo dijo...

me acordé tanto de este post el 23N cuando fui avotar y desde la puerta del salón veía a todos los que estaban delante de mi que no tenían ni idea de qué iban a hacer....siempre son los que están delante de uno

Macglobia dijo...

Motor: ¿Con un tubo no es más efectivo?

Edelweiss: Sí, SIEMPRE son los que están delante de uno. Yo creía que era mala suerte, pero ya veo que a ti también te pasó.