viernes, 22 de febrero de 2008

Guía para sobrevivir en una casa ajena


En una casa ajena leí una vez un letrerito que decía "si usted no aporta una solución, entonces forma parte del problema". Pensando en estas palabras, he decidido elaborar esta pequeña lista basada en mi experiencia, ya que desde mi infancia por una cosa o la otra siempre voy a parar a la casa de alguien.

  • Picarles adelante: Una doña no te mareará con sus preguntas si tú te adelantas y comienzas a interrogarla sin pausas. Antes que tenga chance de responder, lánzale una nueva pregunta (que preferiblemente no esté relacionada con la anterior). Por ejemplo: Bonitos zapatos ¿dónde los compró? ¿cree que vaya a llover hoy? ¿en qué fecha fue la batalla de Carabobo? ¿cuál es la capital de Camerún? Con toda seguridad, la señora se retirará a la segunda pregunta.
  • Seguir la corriente: En el post anterior aconsejaba que nunca había que llevarle la contraria a un viejo en su casa (lo mismo a las viejas), menos aún tratándose de política. No obstante, la política no es lo único que despierta fanatismo en la gente, también hay otras cosas igual de horribles como la religión y el beísbol. Por lo tanto, observa los detalles de la vivienda (siempre hay algo que los delata, una gorra del Magallanes colgando en la pared) para no meter la pata y diles que sí, que tú también eres del Magallanes.
No obstante, esto también puede ser un arma de doble filo, pues el señor se puede instalar felizmente a hablarte del tema. Por lo tanto, comunícate con señas; cuando te pregunte qué te pasa, responde muy bajito: Es que estoy mal de la garganta, no puedo hablar.
  • Simula ser alérgico: Aunque tengas una salud excelente, decir que eres alérgico te puede sacar de apuros muchas veces. Ante la presencia de una mascota odiosa, comienza a toser haciendo mucho ruido, cuando te pregunten qué te sucede; responde que eres alérgico a los perros/gatos/murciélagos y que se te tranca la tráquea, te dan convulsiones y echas espuma por la boca. El animal desparecerá de tu vista velozmente.
Una alergia inventada también puede ser la excusa perfecta para evitar comer alguna asquerosidad que te ofrezcan sin pasar por maleducado: Ay señora, a mí me encanta el helado de cebolla, pero le tengo alergia. Me dan convulsiones y echo espuma por la boca.
  • Nunca comas nada: Si te lo ofrece el marido/esposa/pareja de alguien (a quien de paso sabes que no le caes nada bien), corres el riesgo de ser envenenado (se que suena paranoico, pero puede pasar, supongo). El resto de las veces, hay un altas posibilidades de que no te guste lo que te den y luego te veas envuelto en el penoso y complejo proceso de deshacerte de la comida sin que nadie lo note. Tu frase clave para evitar comer nada es: Acabo de almorzar. Claro que si eres un cerdo capaz de tragar hasta helado de cebolla no tienes de que preocuparte.
  • Procura que tu visita sea breve: Ninguno de los consejos anteriores funcionará con efectividad si te quedas tres días en esa casa, pues les darás tiempo de iniciar un nuevo ataque. La señora podrá preparar helado de ajo hecho especialmente para ti, que eres alérgico a la cebolla.
Por ahora este es el final de la lista, espero que les sea de utilidad. De igual forma, pueden enviarnos sus recomendaciones acerca de nuevas estrategias escribiendo en los comentarios o mediante un mail a lasparedesquehablan@gmail.com.

PD: Mis alergias son 100% reales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenos los consejos,me serán de bastante utilidad.También sugiero,cuando estén hablando grupos grandes,ignorar en lo posible la conversación,y si preguntan,seguir la corriente mientras buscas una forma de escapar de la casa ajena cuanto antes.Las respuestas deben ser robóticas:"ajá,sí,ok,de acuerdo,vale,etc."

En relación al post del 14/02,la palabra "amis" tiene una variante,mucho más odiosa que la anterior:"amiguis".Definitivamente es asquerosa,dan ganas de vomitar.