martes, 17 de marzo de 2009

Algunos de los odiosos personajes que podemos encontrar en un comercio

Ya he dicho antes que la simple acción de comprar alguna cosa, en mi caso se convierte en una odisea terrible. No sé si es que tengo mala suerte y me topo con todos los inútiles de la ciudad en el mismo lugar, o que cada vez me vuelvo más intolerante. Lo cierto es que al ir a la farmacia, al automercado, a la panadería o a cualquier tienda, siempre me encuentro con uno o más de estos engendros, a saber:

Las viejas: A la hora de pagar, las viejas siempre están en la fila de la caja acechando. Buscan la manera de colarse aunque sólo tengan una persona por delante. Si uno osa decirles algo o apenas mirarlas con desprecio, arman un escándalo terrible donde repiten incesantemente la frase "soy una persona mayor". Consideran que su edad es una excusa para irrespetar el orden de la manera que mejor les parezca.

Los viejos: A diferencia de las viejas, el juego favorito de los viejos es retrasar todo. Para ello se ocupan de darle conversación a todos los empleados, hacer preguntas sin sentido, ser totalmente indecisos acerca del producto que desean adquirir, etc. Nada es peor que estar en medio de una donde hay un viejo de primero y una vieja de última. El conflicto será inminente y los dos intentarán usarte como testigo.

Las madres: Yo entiendo que salir de compras con un niño en brazos es sumamente complicado y que por ende es bastante lógico usar un cochecito para llevar al pequeño. La cuestión es que las madres no distinguen entre lo que es un coche y lo que es una carreta. Así que entran en cualquier negocio sin importar lo pequeño que sea, empujando semejante armatoste con el que bloquean el libre tránsito de los demás compradores e incluso se llevan por delante a quien se les antoja con total impunidad.

Los adolescentes: Llegan al negocio (generalmente a alguno donde vendan dulces) vestidos con su uniforme escolar y con unos pocos billetes arrugados en el bolsillo. Como saben su situación, comienzan a preguntar el precio de absolutamente TODO lo que vende el local, tratando de encontrar alguna mercancia que se adapte a su limitado presupuesto. Desespera bastante cuando para ser atendido, hay que esperar que una banda de cinco liceístas pase mil años preguntando precios para terminar comprando un par de latas de refresco.

La música: Aunque no pueda ser considerada un sujeto, la música constituye un elemento ambiental muy importante, que puede incitar al suicidio o al homicidio según el caso. No es posible que en una librería o en un banco (me pasó hace poco) suene reggaetón a todo lo que da, ¿qué clase de atropello es ése?

Los empleados: Son esas personas que están en el local para seguirle la conversa a los ancianos, mandar mensajes de texto por su celular, para poner el reaggetón a toda mecha o para meterse en lo que no les importa (como El Tarado de la Panadería) y sobre todo para no atender a los clientes. En resumidas cuentas, su función es hacer que el negocio funcione de la peor manera posible. ¡No es mi culpa que odien su trabajo! ¡Yo sólo quiero comprar el pan!

Los preguntones: Ya hemos contado en detalle las peripecias de estos sujetos. A veces hay tan mala suerte que uno se consigue a Preguntonaloca justo delante de nosotros en la fila para pagar. Asunto que transcurre más o menos así:

Preguntonaloca: Señor, ¿tiene de las cositas verdes redondas?

Empleado (mientras baila el último éxito de Daddy Yankee): ¿Ah?

Preguntonaloca: ¡Que si tiene de las cositas verdes redondas!

Empleado: ¿Limones?

Preguntonaloca: ¡No! ¡Las otras cositas verdes redondas!

Empleado: ¿Guisantes?

Preguntonaloca: ¡No, no! ¡Las cositas verdes! ¡Que son redondas!

Empleado: ¿Arvejas?

Preguntonaloca: ¡No! ¡Lascositasverdesredondasparajugarconunaraqueta!

Empleado: ¡Ah! ¡Pelotas de tenis! Señora, esto es un automercado...


Luego de tener que haber pasado un par de horas lidiando con tales personajes, siempre acabo jurándome que voy a pedir todo a domicilio y que nunca más pisaré una venta. Sin embargo, mi carácter medio masoquista, pero sobre todo mi tacañería a la hora de pagar el recargo del delivery, me obliga a retornar eternamente.

18 comentarios:

Sky dijo...

Buenísimo todo!
Si pasas a mi blog encontraras otra de estas penitencias cotidianas q algunos tenemos q soportar (http://bancafrentealmar.blogspot.com/2009/03/p-e-n-i-t-e-n-c-i.html)mientras tratamos de obtener un servicio q deberia ser placentero!
Saludos!

Jon dijo...

Pues no estoy de acuerdo con lo del regeton.

Julio César dijo...

Lo mejor de todo es cuando vas a pagar con tarjeta y el/la cajer@ no sabe como utilizar el punto de venta.
Eso realmente me molesta.

Anónimo dijo...

jkajkajkajkajkajkajkjajaa...

shh, si me ha pasado a mi con lo de las vejitas q se colean... y son intocables...

con lo de los viejitos si te digo que a mi no me va tan mal, siempre que me consigo un viejito me pongo a conversar mientras se nos pasa la cola ajajajajajajaja y lo mas arrecho es que siempre termino siendo familiar de alguien que el anciano conoce, me he encontrado haciendo colas en el banco o en el market con ancianos que han resultado ser mis vecinos anonimos, amigos de mis abuelos, antiguos jefes de mi papa y cosa lokisimas... pero me la tripeo con los viejitos.. jajajajajaj

(sera que cuendo sea viejo sere asi tambien??) hahahahahahahaha


verga lo de regueton en la libreria eso si esta FREAK...!! njds... pero como yo he visto tantas cosas en esta corta y miserable vida, conseguirme con un regueton en una funeraria no me sorprenderia, por eso nunca salgo sin mi ipod, pa evitar esos momentos insanos.


hahah ya extrañaba io leerte mcg....


se le quiere <3 hahahah

Anónimo dijo...

Pues, mi abuela es una de esas viejetas que describes es tu escrito (Pero igual la amo), mi abuelo es un viejo adorable y sus palabras para sacar conversación es: "Qui hubole" de allí en adelante se pega.

Lo de el regaeton si es insólito :-P

Los preguntones, ni se diga, me han tocado mucho de esos.


Como siempre me hizo reír mucho tu escrito, Mac.
Qué bueno que regresaste,
saludos.

Mar.

Macglobia dijo...

Sky: Ya pasé por tu blog, leí el post y te dejé un comentario allí. Aprovecho de poner link a tu blog. Saludos para ti también.

Jon:¡Lo sabía!

Psyju: ¡A mí también me molesta eso! Argh, no sé cómo me olvidé de ponerlo.

Loserr: El detalle con los viejitos es cuando les da por hablarle al cajero o al empleado (que por supuesto le siguen la corriente al don) y a uno le toca esperar mil horas. Lo del reggetón en la librería fue freaky, pero peor fue EN EL BANCO. Saludos =)

Mar: Jejeje, l@s abuel@s míos merecen un post, en algún momento lo haré. Me alegra que te haya gustado el post, acá seguiremos. Saludos también.

Iliana Velasco dijo...

¡Hola Mcglobia! como verá, sigo silenciosamente su blog, es uno de mis favoritos, así que aprovecho para felicitarla y darle las gracias por las carcajadas que me arranca cada vez que la leo.

Con respecto a esa gente odiosa, a mí si me han tocado los negocios reggaetoneros. Los empleados lo atienden a uno con desdén, y nada discretamente mueven la cadera al compás de los ritmos... ¡agh!

Saludos de Méx.

Macglobia dijo...

Hola Patita de perro, quñe bueno que te animes a comentar. Muchas gracias a ti por leernos y por tus felicitaciones.

Has tenido suerte con que los empleados que te atiendan se limiten a bailar discretamente. A mí me han tocado unos que encima cantan el reggaetón a todo gañote y de lo mñas desafinados.

Saludos para ti también, espero seguirte viendo por estos lados.

Explosiva dijo...

JAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Unknown dijo...

Hace varias horas antes de escribir este comentario me pasó lo mismo en la universidad,donde los alumnos de nuevo ingreso estaban perdidísimos sobre cómo hacer los trámites.¡Sean madur@s coño,pregunten y no me hagan perder tiempo!Me tardé casi una hora en la cola por culpa de esos tarados,que para colmo eran menos de 5.

Agradezco al menos que a la librería en Mérida de la que soy asiduo visitante jamás ponen reguetón,cosa que a veces me lo tengo que calar en el autobús y demás antros infernales.

Respecto al reguetón (mejor dicho,reguemierda),te apoyo incondicionalmente,odio el reguetón,soy de tu opinión en cuanto a esa "cosa" que no es música.

Psique dijo...

Jajajaja .. muy comico esto. Yo trabaje alguna vez en una tienda y estuve (bueno, tengo en borrador) la fauna a la que se somete uno tambien como empleado, no sólo te tienes que aguantar a la fauna de clientes, sino a la de compañeros y ala de jefes y pare ud. de contar.

Saludos y paciencia con esta fauna, jejeje

Macglobia dijo...

Jedimaster: A veces la culpa no es de los que no saben hacer el trámite, sino de los empleados que no ponen la información en una cartelera para que la gente no tenga que ir a preguntar directamente a la taquilla. Respecto al reggaetón en las librerías, eso no lo verás nunca (espero) en Mérida. Mérida es una ciudad de verdad, no es un rancho gigante como Caracas. Por cierto, no he podido comentar en tu blog, no sé qué pasa. Saludos.

Psique: Tengo un amigo que tiene un comercio y sus historias de terror coinciden con lo que dices. A diario tiene que enfrentar situaciones absurdas con los clientes. Saludos y gracias por la visita.

Anónimo dijo...

Ni se diga de la gente que se pega a hablar a pesar de la cara de burro que uno ponga para espantar. No se callan. O terminan hablandole al de al lado que quizá no sabe cómo poner su cara de burro. Yo ya conseguí la mía a punta de practicar en el metro, en el bus, y en cuanta cola me halle. Fíjate que hoy sucedió algo muy loco, trataré de resumir.

El bus en el que viajaba se accidentó por un caucho. En seguida monté mi cara e burro porque sabía lo que venía. A mi lado había una señora de unos 50, con atuendo evangelista, cartera y las infaltables revistas de DESPERTAD y dos acompañantes jovencitas de unos 20 y algo cada una. Se detiene un bus que decide cargar sólo a cinco pasajeros de los que estábamos varados y a la espera del rescate. Obvio dejo que se adelanten mujeres, niños y ancianos. Cual es mi sorpresa que entre la gente que se pelea por subir estaba la sra evangélica y sus ángeles, y como por arte de magia, no querían dejar que se subiera un señor mayor en el bus porque disque ya estaban los 5 permitidos. Pero el sr estaba acompañado por una sra ya montada que le gritaba "MONTATE ANTES QUE ARRANQUE FULAAAAAANOOO" pero el don no podía por impedimento de una de las ángeles, la misma que creyó que los gritos eran para ella y acto seguido, entre las 3 han agarrado a coñazo limpio a la sra gritona, que para su impotencia, sólo pudo guindarse de los cabellos de una de las ángeles mientras las otras le daban a puño cerrado. Todo sucedió entre el chofer del bus y la puerta de acceso delantera. Sólo un carajo tuvo la valentía de tratar de separar semejante enredo de brazos, uñas, coñazos y cabellos. El bus estaba trancado en una infernal cola y yo en la pared con mi cigarro viendo cómo los más sádicos grababan con su celular lo acontecido. Al final quedaron abajo la sra acoñaseada y espelucada y el don calándose tremendo peo porque no se subió a defenderla.

Macglobia dijo...

Hola informal: ¡Qué historia la tuya! Razón tiene Tirana al decir que no hay nada que le de más miedo que un fanático religioso. Pobre don, salió golpeado y regañado, de paso.

No sé si ya lo viste, pero Sky puso un post interesante sobre la situación del transporte público en sus predios, te dejo el link: http://bancafrentealmar.blogspot.com/2009/03/p-e-n-i-t-e-n-c-i.html

Verás que no difiere mucho en lo que acabas de contar. Saludos, me alegra saber que saliste ileso.

Tirana dijo...

Hablando de empleados entrometidos, en estos días entré a un restaurant de Arcos Dorados y para variar los consabidos nuggets, pedí una mcnífica especial, es decir, sin queso, sin mayonesa y sin cebolla. Supongo que el cerebro de la cajera comenzó a convulsionar ante mi pedido, y la muy altanera me ha dicho: "Si quiere lo pide sin carne!!!" Dime tú Macglobia... qué se ha creído???? qué le importa a ella, no se la estoy pagando acaso? Ah y cabe destacar que me dieron la orden mal dos veces.. graciassssssssssssss.

Macglobia dijo...

¡Maldita mujer!¡¿qué se ha creído?!

Es cierto que el cerebro de esos empleados convulsiona cada vez que uno les pide la comida sin algún ingrediente. De paso, en esos casos, sieeeeempre demoran mil años porque el pedido es "especial" para finalmente darte la orden como no es.

Yo todavía haciendo un esfuerzo logro entender que esos muchachos están todos robotizados y la más mínima variación los descontrola, pero la cajera de tu historia es una abusadora de primera.

Unknown dijo...

Qué cosas las de este mundo!!!Varias personas han comentado en mi blog,y la unica que tiene problemas al comentar eres tu!!!NOOOOOOOOOOO!!!Sencillamente mi blog sin tus comentarios no es el mismo,espero que se resuelva pronto el problema de que no puedes comentar en mi blog,o me veré obligado a sentir sentimientos del lado oscuro hacia blogger!!!

Y sí,espero que jamás pongan reguemierda en las librerías de Mérida.Por cierto,cuando vayas a Mérida visita la librería Temas,es muy buena y soy uno de los clientes más fieles de esa librería.Me encanta tanto leer...

Macglobia dijo...

Hola Jedi. De verdad que no entiendo qué es lo que pasa con los comentarios, seguiré intentando a ver si algún dia logro dejar alguno.

Gracias por el dato de la librería.