domingo, 23 de marzo de 2008

El lado oscuro de las canciones infantiles


El otro día una compañera de trabajo me contaba horrorizada que había comprado un CD de canciones infantiles para su hijita de dos años y se había encontrado con una pieza cuya letra la horrorizó: Dice algo de pegarle a la mamá, me dijo.

Busqué en los archivos de cosas inútiles que conforman mi memoria, y enseguida encontré los versos de la canción a la que hacía referencia mi compañera:

Me su...
Me su...

Me subo a la cama,
tiro la maleta,
rompo una botella,

mi mamá me pega, yo le pego a ella.

Recordé que en la primaria la cantábamos mientras jugábamos a chocar las manos; luego también pensé que en ese tiempo a mí no me gustaba tanto jugar con esa canción sino con otra. Inicié una nueva búsqueda mental para de nuevo dar con la letra:

El Cacique Guaicaipuro puro-puro,
ha matado a su mujer jer-jer,
porque no le dio dinero nero-nero,
para irse en el tren tren-tren.

Le canté el verso a la señora, con la plena seguridad que ella lo recordaría también. En efecto, me dijo con espanto que conocía la canción, pero jamás había prestado atención al mensaje. Me empecé a divertir con el asunto y mi bendita memoria me brindó nuevos versos que creía olvidados:

Arroz con leche,
me quiero casar,

con una viudita de la capital,

que sepa coser,

que sepa bordar,

que ponga la mesa en su santo lugar.


Entonces, veamos, en tres canciones infantiles encontramos referencias a: Violencia doméstica entre madre e hij@, homicidio al cónyuge por motivos económicos y finalmente un machismo delirante. Y pensar que son los discos de rock, hip-hop, reggaetón, etc. los que traen la fulana etiqueta de "parental advisory, explicit lyrics".

Es interesante también observar lo siguiente: mi interlocutora, que ronda los cuarenta años, se percata del lado oscuro de las canciones para niños justo frente a un tema que ella no conoció en su infancia (el primero que colocamos acá). No obstante, cuando le presento el contenido de los versos que ella cantó cuando niña, confiesa que a pesar de conocer la canción, nunca había prestado atención a la letra de la misma.

En resumidas cuentas, de este estudio muy poco serio, esta servidora llega a la conclusión que los de la mente impresionable no son los niños: son los adultos. Me atrevo por tanto a afirmar que ningún niño va a salir a pegarle a la mamá ni a matar mujeres porque lo oyó en una estúpida canción (sea infantil o no); no obstante, no soy capaz de decir lo mismo en el caso de un adulto (cuántos dementes no asesinaron a su pareja por una cosa que creen haber leído en la Biblia, por decir algo).

Yo propongo que la compra de determinados discos, libros, películas, etc. sea limitada única y exclusivamente a personas menores de 18 años.






12 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta entrada sí que me ha hecho reír: pensar que quieren convertir en criminales a los pobres niños con unas cuantas rimas por ahí (bromeo, bromeo). Me encantó el final... aunque al principio mi subconsciente leyó "mayores de" y yo: ¿?, pero cuando lo leí bien, pues reí por tres minutos seguidos (frase copiada de una película- no preguntar, no saber XD- ).

Y pues... con los comentarios deshabilitados en UNA SOLA ENTRADA, este post fue toda una aventura ^^, y un estudio nada serio, pero muy muy cómico.

¡Saludos!

Macglobia dijo...

Jejejej, sí, luego la culpa de la juventud degenerada la tienen Marilyn Manson y Don Omar...

Mil gracias de nuevo por avisarme el error con los comentarios =)

Ighigh dijo...

Dios los junta y ellos se crían.

Menos mal no le hablaste de "popeye" consumiendo presunta espinaca en pipa, ni de los hermanos Mario & Luigi comiendo hongos y viendo estrellas, o de Alicia en el país de las maravillas y pare usted de contar.

La frase famosa del CEO de Nintendo:

"Computer games don’t affect kids; I mean if Pac-Man affected us as kids,we’d all be running around in darkened rooms, munching pills and listening to repetitive music"

Es hora que entiendan que los niños no son ningunos brutos.

Macglobia dijo...

Buenísima la frase, no la conocía.

No sé si alguna vez te comenté mi teoría del embrutecimiento progresivo del ser humano a medida que crece.De no ser así, ya te contaré por otros medios.

Nadie se salva de eso.

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que nadie viene con garantía

Unknown dijo...

Vaya...eso si es el lado oscuro de las canciones infantiles...

¿De casualidad esos mensajes subliminales no afectan a largo plazo a los niños?

Anónimo dijo...

Diez/Macglobia:

Pásate por aquí. Te he dejado un regalo ^^.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Se podría decir que los niños no tienen noción de lo que es la violencia, la violencia solo la perciben los adultos, porque asimilan el concepto a "daño".

Muy buen artículo

Saludos =)

Macglobia dijo...

Hola Verónica, gracias por el comentario.
Verás, yo sí creo que los niños (después de cierta edad, obvio) tienen una perfecta noción de lo que es la violencia.

El tema es que cualquier chico que se desarrolle en un ambiente equilibrado no se va a volver violento porque escuche un estribillo que diga "mi mamá me pega y yo le pego a ella", eso va a pasar desapercibido. Pero si la mamá en realidad le pega a cada momento, un día el niño va a pegarle a ella (o al hermanito menor, o a la esposa o a los hijos cuando sea mayor).

Anónimo dijo...

Del tal palo tal astilla.

Nuri148 dijo...

Nosotros en Argentina las cantábamos distinto:

El Verdugo Sancho Pan-za-za,
ha matado a su mujer jer-jer,
porque no tenía dinero ero-ero,
para irse , para irse al café-fe-fe.


Arroz con leche,
me quiero casar,
con una señorita de San Nicolás,
que sepa coser,
que sepa bordar,
que sepa abrir la puerta para ir a jugar.


Y qué decir de Cenicienta, Blancanieves, Hansel y Gretel... Yo tenía una colección de cuentos de cuando mi mamá era chica y al lado de estos, los mencionados eran Winnie Pooh. En los cuentos éstos había madrastras que arrancaban los ojos, eran recontrarchimegatrájicos. Me encantaban.

Besitos

Nuri (que no lloró con Bambi hasta la mayoría de edad)

Macglobia dijo...

Nuri, pero por lo menos la señorita de San Nicolás podía abrir la puerta para jugar! La viudita de la Capital en cambio, tenía que poner la mesa aparte de coser y bordar.