martes, 6 de noviembre de 2007

Lavaplatos

En mi familia existe la tendencia a no fijarse en lo que se está haciendo, cuestión que hace que la gente oiga lo que no es, crea haber visto visiones, y se trague cosas que no debe (literalmente).

Mi abuela una vez tomó lavaplatos marca Brisol, no se dio cuenta que el vaso tenía jabón. Ante la angustia que esto le provocó, mi tía la tranquilizó diciéndole: “No te preocupes, la propaganda dice que Brisol corta la grasa en cinco segundos”, así que mi abuela botó burbujas por la boca contenta, con la esperanza que rebajaría algunos kilos.

En otra ocasión una prima metió las manos en una bolsa que estaba en el congelador y echó en su vaso lo que ella pensaba eran cubos de hielo, fue sólo después de terminar su refresco que notó que aquello no era hielo sino trozos de carne cruda.

Hace unos minutos me ha tocado a mí el turno de beber lavaplatos, la experiencia fue un tanto extraña, aunque suene como una locura no fue desagradable del todo, salvo por la sensación jabonosa en la boca. A diferencia de mi abuela, yo no tragué Brisol, así que no tengo la esperanza de adelgazar ni un gramo; a mí me tocó el lavaplatos MAS de mandarina (habrán otros de mejor sabor, pero no tengo ni la menor intención de comprobarlo).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que escrito tan malo, ni comico es yo lo borraria, para dicnificAR LA PAGINA

Macglobia dijo...

Vale, yo lo borro cuando tú aprendas a escribir diGnificar.

hector dijo...

mi mamá se echó una vez un vaso de cloro...

q bruto el "anónimo"